El planeta Tierra es un lugar al que hemos venido a aprender, y esto en el más amplio sentido de la palabra. Como las posibilidades son infinitas, el resultado de nuestra experiencia individual dependerá de nuestra osadía para enfrentar el mundo, la serenidad para alegrarse por los buenos momentos y la fortaleza para reponerse de aquellos que no lo son tanto. En este interesante ejercicio, que para muchos de nosotros durará toda la vida, para otros lamentablemente se detiene. O mejor dicho, es detenido voluntariamente.
Es que no es fácil vivir en este mundo. Nadie dijo que lo sería. Es más, se nos advirtió cuando planificábamos nuestra siguiente reencarnación con nuestros guías y maestros. Pero igualmente nos aventuramos. Y llegamos con toda la fuerza del recién nacido, con hambre de aprender, de ser amados, y crecer, pero con la memoria borrada. Nos vemos forzados a empezar de cero, casi a ciegas y a tientas, tratando de entender para qué vinimos a este mundo.
Algunas veces alcanzamos nuestros propósitos y celebramos alegremente. En otras ocasiones luchamos, defendemos, porfiamos, nos caemos, lloramos y a veces nos consuelan. Sólo a veces. Y es que tiene que ser así, una sabrosa mezcla de aciertos y errores, de compañía y soledad. Sin embargo, en algunos casos, alguien se confunde, baja sus brazos y detiene voluntariamente su proceso. Prefiere quedarse con el conocimiento acumulado. Y dicen frases como, "para qué hacer las cosas distintas, si siempre las he hecho así". O peor, "ya estoy muy viejo para aprender cosas nuevas". Y renuncian, sin saberlo, a su plan original.
¿Es que acaso no ven que tenemos tanto que aprender, de nosotros mismos, de los demás, del conjunto de personas que habitan este maravilloso planeta? Es como si miraran el mundo desde una silla de mecer, mientras muchos de nosotros seguimos en la montaña rusa que significa esta vida. Al menos yo sigo sintiendo mariposas en el estómago, un loco entusiasmo por conocer más y más allá. Porque no hay límites, cada uno de nuestros propósitos puede convertirse en realidad mientras estén estrechamente ligados con nuestro plan inicial.
A eso vinimos. A aprender. Y al menos yo, tomé hace tiempo la decisión de no dejar pasar ninguna oportunidad ni tampoco a ninguna persona que me ayude a encontrar mi camino. Porque cuando me vaya de este mundo quiero tener mil historias que contar. Así, cuando me pregunten si cumplí mi misión en la Tierra yo pueda decir con satisfacción que no sólo la cumplí, sino que excedí mis propias expectativas.
Como hoy...
Pequeña Saltamontes, no podria estar mas de acuerdo ;)
ResponderEliminar